Algunos consejos para empezar a nadar en aguas abiertas
La natación en aguas abiertas es una disciplina que ofrece una experiencia única y desafiante para los nadadores. A diferencia de nadar en una piscina, enfrentarse a un entorno natural implica adaptarse a variables como la temperatura del agua, las corrientes, la visibilidad o la imposibilidad de agarrarte al borde si estás cansado, tragas agua, o se te empañan las gafas.
Por lo tanto un tip básico: intenta no salir a nadar solo en aguas abiertas.
Si no eres un nadador habitual, las boyas de la playa suelen estar a 200 metros de la orilla y a unos 150 metros entre ellas, aunque parecen que están muy cerquita, inicialmente se te puede hacer un poco largo.
Entrenamiento específico y adaptación física
Es importante antes de meterte en aguas abiertas aumentar la resistencia cardiovascular mediante sesiones de natación en la piscina, intercalando diferentes intensidades y estilos. El acondicionamiento muscular específico, enfocado en fortalecer el core y los hombros, contribuirá a mantener una postura eficiente y reducir la fatiga durante largas distancias.
Equipamiento adecuado y su importancia
El equipo correcto es esencial para garantizar comodidad y seguridad durante la natación en aguas abiertas. Un traje de neopreno de alta calidad no solo proporciona flotabilidad adicional, sino que también protege contra las bajas temperaturas. Pero inicialmente es que trates de nadar cuando la temperatura del agua sea lo suficientemente elevada para que no necesites el neopreno. Prueba a iniciarte en verano
Las gafas de natación para aguas abiertas suelen tener una lente más amplia para mejorar la visibilidad en condiciones de poca luz y minimizar el reflejo del sol. El uso de boyas de seguridad para mí ya sea en grupo o en solitario bastante importante.
Seguridad y planificación
La seguridad debe ser una prioridad en la preparación para la natación en aguas abiertas. Antes de cada sesión, es esencial planificar la ruta y comunicarla a alguien de confianza, especificando puntos de referencia y tiempos estimados. Nadar acompañado o en grupos no solo incrementa la seguridad sino que también fomenta un ambiente de apoyo mutuo.
Técnicas de navegación y orientación
A diferencia de la natación en piscina, en aguas abiertas no hay líneas que seguir. Por ello, desarrollar habilidades de navegación es crucial. Practicar el uso de puntos de referencia visuales como boyas, barcos o formaciones naturales del paisaje ayuda a mantener el rumbo y evitar desviaciones.
Además, es recomendable entrenar en diferentes condiciones de visibilidad, como aguas turbias o con niebla, para mejorar la capacidad de adaptación y mantener la dirección correcta incluso cuando los puntos de referencia no son claros. La práctica constante de estas técnicas fortalece la confianza y reduce el riesgo de perderse durante una competencia o entrenamiento prolongado.
Preparación mental y manejo del estrés
La natación en aguas abiertas no solo es un desafío físico sino también mental. La capacidad de mantener la concentración y gestionar el estrés es fundamental para un rendimiento óptimo. Incorporar técnicas de visualización y respiración en el entrenamiento diario puede mejorar la resiliencia mental y la capacidad de afrontar situaciones imprevistas.
En los entrenos a veces se sufre de cierto grado de ansiedad, por la inmensa cantidad de agua a la que nos enfrentamos, y te suelen venir a la cabeza todas las pelis de bichos marinos que hayas visto en tu vida.
En competición, especialmente en triatlón de corta distancia, en las salidas y en los giros de las boyas, suelen ser frecuentes los golpes, por lo que debes estar preparado para ello.